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Disponéis de un servicio solidario de consultas gratuitas telefónicas para consultar vuestras dudas, inquietudes, etc. en el Telf. 678 39 78 91.

Sigue nuestros podcast sobre las consecuencias del confinamiento y desconfinamiento en los niños y jóvenes.

CONSECUENCIAS DEL CONFINAMIENTO EN LOS NIÑOS

Ahora más que nunca y ante la posibilidad de que los niños empiecen a poder salir del confinamiento, os ofrecemos de forma totalmente gratuita la posibilidad de contactar con la Dra. Otaduy para dar respuesta a cualquiera de las dudas que os surjan sobre cómo y qué se les ha de decir a los niños a la hora de afrontar la salida.

Teniendo en cuenta que la salida va a ser paulatina, probablemente en horarios y espacios restringidos, y que existe la posibilidad, que esperamos no se cumpla, de que nos vuelvan a confinar y desconfinar, y así sucesivamente hasta que la pandemia sea superada; los niños y adolescentes, nuestros hijos, en edades comprendidas entre los tres a los seis años, los siete a los doce años, los doce a quince años y de los dieciséis hasta los dieciocho años, van a necesitar, de acuerdo a su personalidad, su forma de ver la vida, y del propio contexto nuestro familiar, de una serie de medidas previas en forma de protocolo de preparación para el desconfinamiento, tanto ahora mismo dentro del confinamiento, por la severa prolongación de éste en el tiempo, desgraciadamente desde el 14 de marzo hasta la fecha de hoy, 20 de abril, y su mantenimiento previsiblemente hasta el 9 de mayo, como por la evolución personal de cada individuo dentro del confinamiento contexto-hogar: todo lo que supone para cada niño, dependiendo de su edad, de su sensibilidad, de sus anteriores miedos, etc, hasta el desconfinamiento total.

El conocimiento de la personalidad del niño, de nuestro hijo, es necesario para adaptar las medidas del protocolo de actuación lo mejor posible a sus preguntas, dudas, inquietudes, miedos, e incluso fobias que pueden aparecer por primera vez en muchos casos.

El confinamiento va a pasar factura a la salud de muchos de nuestros hijos, no solo a los más pequeños que, por el contrario de lo que se puede pensar, serán posiblemente los que antes se recuperen. Es decir, aquellos niños con edades comprendidas entre los tres y los seis años, podrán superar con mayor facilidad el estrés y la ansiedad que les haya podido suponer el estar encerrados (siempre entendiendo que no hay un niño igual a otro. Aquellos niños con más miedos pueden desarrollar más fobias y estrés posteriores sin que sean conscientes de cuál es el origen de aquello que lo ha producido).

En el caso de niños de entre siete y doce años, el confinamiento pasará, en general, una factura mayor, en la medida que éstos son más conscientes de la realidad, tanto del contexto familiar como del contexto social, así como del miedo individual y social de interacción generado por esta situación.

Hay que tener en cuenta que al estar más tiempo con ellos es posible que tengamos más roces, respetando además la problemática natural de cada familia en esta situación: problemas de salud generados o no por la Covid-19, paro, el no ver y/o tocar a sus seres queridos, la falta del contacto, etc., y en aquellos niños de padres separados o divorciados la situación se puede agudizar.

El motivo de que esta situación pueda llegar a ser importante en esta edad no es solo la consciencia real, sino que además es la etapa de su desarrollo vital: evolución y crecimiento en la que más necesitan de sus iguales, de la integración social, y por otra parte, en un capítulo que abordaremos más adelante en otros podcast y en otras entradas, nos centraremos en la posible sobreexposición a los medios tecnológicos durante este tiempo de confinamiento: tablets, ordenadores, teléfonos móviles, videoconsolas, etc.

Sabéis perfectamente que llevo mucho tiempo diciendo que se puede vivir sin videojuegos, que son buenos bien utilizados, en su justa medida, pero que el abuso conlleva a la desconcentración, al Déficit de Atención y a la adicción. Nunca un videojuego ha de ser un modo de afrontar el aburrimiento, la tristeza, o una mala conducta, o un modo de que nos dejen tranquilos, …

En estas edades comprendidas entre los siete y los doce años, es posible que la preparación para el desconfinamiento conlleve unas medidas centradas en graduar la exposición al exterior, porque en este momento vital el cambio de costumbres diarias, las rutinas, la vuelta el apego y la sensación de protección que sienten dentro del hogar, así como la seguridad garantizada dentro del contexto hogar-familia, les puede suponer la aparición de miedos, de ansiedades generalizadas, etc., en el desconfinamiento, con signos y síntomas que para los adultos pueden no entenderse  si no se conocen previamente.

Los pre adolescentes de doce a quince años es probable que sufran menos en el desconfinamiento, se adapten a ello como una liberación, pero por otra parte puede, y dependiendo del contexto familiar y según hayan vivido su confinamiento, aflorar sus problemas más tarde, en forma de conductas no deseadas, precisamente por la necesidad de alejarse de aquello que han soportado obligatoriamente (confinamiento contexto hogar) durante tanto tiempo.

En el caso de los adolescentes de dieciséis a dieciocho años, como en el caso de los anteriores, habrá que dejar muy claro la necesidad de cumplir aquello que se les dé como norma, dado que viven la edad del yo, el ahora y un sentimiento total de optimismo vital, por lo que tendremos que estar más vigilantes, si cabe, que en otro momento, y siempre siendo conscientes de que ellos también pueden tener mucho estrés acumulado, mucha ansiedad y muchos miedos, dependiendo de lo vivido dentro del propio hogar y cómo la familia haya afrontado las dificultades surgidas durante todo el confinamiento, a nivel individual, a nivel de interacción con los adultos, con los hermanos, y las costumbres más arraigadas de interaccionar a través de instrumentos tecnológicos.

Por este motivo, y a partir de esta semana, iremos realizando diferentes podcast hablando sobre cómo debemos preparar a nuestros hijos dependiendo de su edad y qué tipo de indicadores, síntomas que podemos observar y estar atentos para poder ayudarles cuando comiencen los no deseados periodos de ansiedad por estrés o diferentes trastornos de otro tipo, que esperamos desde aquí que no se produzcan, pero recordar siempre que es preferible prevenir que curar.

Ahora más que nunca el psicólogo infantil y juvenil previene la salud de vuestros hijos, garantiza su buen estado emocional, y les ayuda a gestionar sus miedos, sus inquietudes y sus deseos.

Tengamos en cuenta que los niños no son como los adultos y para ellos el estrés y la ansiedad son dos grandes desconocidos que pueden sufrirlos sin saber identificarlos, y, en muchas ocasiones, tenemos que ser los propios padres o custodios los que identifiquemos estos primeros síntomas y ayudados por un profesional, busquemos una solución.

Un trastorno de ansiedad o de estrés generalizado es mucho más sencillo de curar y que desaparezca para siempre si es diagnosticado a tiempo.

Desde nuestro equipo, y de manera totalmente voluntaria, estamos dispuestos a ayudaros con cualquier tema o preocupación que os surja con vuestros hijos. De la misma manera que os preocupáis por la salud de su cuerpo, a través del pediatra, o del estado de sus dientes gracias al odontólogo, ahora es el momento, y más que nunca, de preocuparos por su equilibrio emocional, porque los psicólogos son para todos necesarios en nuestro día a día para ayudarnos a gestionar nuestras emociones cuando éstas nos desbordan.

Os deseamos toda la salud del mundo, mucha fuerza, mucho ánimo y quedamos a vuestra disposición para lo que necesitéis en estos momentos.
Gracias a todos vosotros por haber confiado en nuestro equipo y recibid todas las familias un abrazo muy fuerte.

Dra. Otaduy y su equipo.