Cómo ayudar a los niños con altas capacidades a navegar por su océano emocional
M. Ángeles Perálvavez, Sapos y Princesas, El mundo, 18/09/2023
Padres y docentes sienten una gran responsabilidad a la hora de afrontar el desarrollo integral de sus hijos y alumnos, especialmente cuando muestran habilidades intelectuales excepcionales. Por lo general, suelen tener apoyo en su desarrollo académico, pero la educación emocional de los niños con altas capacidades requiere tanta orientación y cuidados como su avance curricular.
Gestionar las emociones es, a menudo, un reto para cualquiera, pero para estos niños y niñas resulta aún más complejo, porque suelen experimentarlas de forma muy intensa. Esto se debe a su elevada sensibilidad, que les dota de una perspectiva única que puede provocar sentimientos de aislamiento y frustración. Por ello, y para hacer frente a estos desafíos, debemos centrarnos en fomentar en ellos la inteligencia emocional, es decir, la capacidad de reconocer, comprender y gestionar eficazmente lo que sentimos.
Claves para la educación emocional de los niños con altas capacidades
1. Autoconocimiento
El autoconocimiento es el eje central de la inteligencia emocional. Entablar conversaciones, que pueden ser casuales, sobre lo que les gusta y lo que no les gusta, por ejemplo, sirve para que el niño con altas capacidades reconozca y entienda sus propias emociones. Se consigue que tome conciencia de sí mismo y se fomenta la autorreflexión.
Para obtener buenos resultados, el primer paso es crear un entorno en el que el niño se sienta seguro para hablar de lo que siente. Es necesario animarlo a etiquetar sus sentimientos y a hablar de lo que los desencadena, para que, al reconocerlos y aceptarlos, esté mejor preparado para gestionarlos de forma constructiva.
Enseñarles prácticas de atención plena —técnicas como la respiración profunda, la meditación y la relajación muscular progresiva— les ayudará a recuperar el control en momentos de intensidad emocional.
2. Relaciones interpersonales
El entorno familiar es el más importante en los primeros años de vida y los padres constituyen el referente del niño hasta la edad adulta. Por eso es esencial que el niño con altas capacidades pase tiempo de calidad en familia realizando actividades que fomenten los vínculos afectivos. Compartir experiencias y recuerdos fomenta la sensación de seguridad y refuerza el sentido de pertenencia y la autoestima. Como para cualquier persona, sentir que uno es amado incondicionalmente resulta vital.
Asimismo, padres y docentes deben demostrar inteligencia emocional en su propia vida. Es decir, mostrar con sus propias acciones e interacciones con el niño cómo manejan sus sentimientos, en especial aquellos relacionados con el enfado o la frustración. Al ver cómo sus referentes afrontan los retos de manera constructiva, el niño adoptará muchas de las actitudes positivas de los adultos de su alrededor.
En ocasiones, en su relación con los otros, los niños con altas capacidades pueden tener dificultades debido a sus diferencias de intereses y sensibilidades respecto al resto. Por eso mismo resulta esencial enseñar al menor a ponerse en el lugar de los demás y a considerar diferentes perspectivas. Debemos ofrecerle desde temprana edad oportunidades para que practique habilidades sociales que, a largo plazo, le van a proporcionar un entorno social de apoyo y le van a ayudar a aprender y gestionar las emociones en contextos sociales.
3. Desarrollo de la inteligencia emocional
El primer paso para progresar en la educación emocional de los niños con altas capacidades es crear un espacio seguro y sin prejuicios en el que puedan expresar abiertamente cómo se sienten.
Para entablar una conversación sobre ello, se les debe enseñar un vocabulario emocional adecuado a su edad. En general, los niños con altas capacidades poseen habilidades lingüísticas avanzadas, lo que facilita la introducción de este vocabulario. Al enseñarles a etiquetar con precisión lo que sienten, se les otorga el poder de comprender y comunicar mejor lo que les sucede por dentro. Esta habilidad es fundamental para que aprendan a regularse emocionalmente e interactuar de manera eficaz con los demás.
Trabajar en la educación emocional de los niños con altas capacidades es un viaje de acompañamiento que requiere dedicación, empatía y comprensión por parte de los padres y el entorno educativo. De esta manera, al guiarlos a lo largo de su crecimiento, no solo les dotamos de destreza intelectual, sino también de la inteligencia emocional necesaria para llevar una vida plena y significativa.
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