Cómo evitar el ahogamiento de los niños en piscinas, según los expertos

Cómo evitar el ahogamiento de los niños en piscinas, según los expertos

Sapos y Princesas, El Mundo, 15/07/2019

La ola de calor ha llegado y, con ella, las vacaciones y el momento de ir a la piscina y a la playa. Con el objetivo de que estos agradables ratos no se conviertan en una pesadilla, es importante que los padres sepan cómo deben actuar en el caso de que se produzca un ahogamiento infantil. La Dra. Marta Botrán, pediatra del Campus de Madrid de la Clínica Universidad de Navarra, lo tiene claro: la medida más eficaz para evitar estas desgracias, es la prevención y la clave está en la supervisión continua de un adulto responsable.

Además, para los momentos en los que no sea posible la supervisión, será necesario impedir que el niño pueda acceder mediante vallas y lonasespecialmente diseñadas con esta función. “Es importante saber que no todas las vallas evitan que los menores puedan llegar a ellas, deben estar especialmente diseñadas para que no puedan escalarlas y deben contar con puertas con dispositivos de seguridad que impidan que pueda abrirlas (muchas veces simplemente tienen una función decorativa).

“Por su parte, las lonas deben aguantar el peso de los pequeños y tener un estado de conservación correcto, es decir, que no estén rasgadas, desgastadas o con algún agujero por el que puedan caerse”, asegura la pediatra. A lo que añade: “es habitual que los padres tengan todos los elementos de seguridad en la piscina de su domicilio, sin embargo, hay que estar muy prevenidos cuando estamos en otras, porque quizá no cuentan con estos artilugios”.

Ahogamiento infantil

“Cuando acudimos a una piscina con socorrista, no debemos confiarnos en que el niño estará vigilado, siempre será necesario la supervisión del adulto para evitar que se produzca ningún accidente”, indica la doctora. Por otro lado, para que los menores estén más seguros (y nosotros más tranquilos), los expertos recomiendan que aprendan a nadar antes de los cuatro años, por ello es conveniente apuntarlos a clases de natación y acostumbrarles al contacto con el agua desde edades tempranas. Sin embargo, aunque sean autónomos en la piscina o en el mar y sepan moverse sin problema, será fundamental estar atentos para evitar otro tipo de accidentes, como un traumatismo que pueda ocasionar un ahogamiento.

¿Cómo actuar si vemos que un niño se está ahogando?

Lo principal es sacarlo del agua cuanto antes. En los casos que sea posible, lo más conveniente es que se acuda a las personas con formación (como los socorristas o vigilantes), para garantizar la seguridad de ambos durante todo el proceso.

Si el niño está inconsciente, será necesario avisar rápidamente al 112 y realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP). Sin embargo, en el caso de que el menor esté consciente, es importante que los padres no piensen que todo ha quedado en un susto. “De hecho, después de un episodio de casi ahogamiento, puede parecer que se encuentra bien. Sin embargo, es fundamental realizar una evaluación pediátrica en un centro hospitalario para realizar una valoración completa y descartar cualquier problema asociado, como un golpe de calor, hipotermia o traumatismo, así como evitar el temido ahogamiento secundario”, explica la doctora. Este término hace referencia a la acumulación de agua en los bronquios (llamado “edema pulmonar”) que dificulta la llegada de oxígeno al organismo. Lo preocupante es que sus consecuencias pueden tardar horas en detectarse.

Por eso, es esencial vigilar la aparición de los síntomas relacionados con el edema pulmonar (cansancio, tendencia al sueño, tos o dificultad respiratoria), por lo que mi recomendación es acudir siempre a un hospital para que los especialistas verifiquen que el niño está realmente fuera de peligro y a salvo”, concluye la especialista de la Clínica Universidad de Navarra.

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