Las casas de apuestas, un motor de desigualdad educativa: la nota media en institutos cercanos baja hasta 0,5 puntos

Un estudiante entrando en una casa de apuestas

Elena Omedes, 20Minutos, 8/11/2021

La apertura de una casa de apuestas cerca de un centro escolar puede influir negativamente en el rendimiento escolar de los alumnos y alumnas, sobre todo si se sitúa en un barrio humilde. Así lo han apuntan Mar Cañizares y Sergi Martínez, dos investigadores predoctorales del European University Institute de Florencia (Italia), en un estudio publicado recientemente.

Para analizar los efectos, los investigadores compararon las notas de selectividad de todos los institutos de Madrid que ofertan Bachillerato (277) con la apertura de estos locales en el periodo de 2014 y 2017. Los resultados, concluyen, reflejan el aumento de las “desigualdades educativas” que supone la apertura de estos locales. Un efecto que, además, lejos de remitir con el tiempo, se mantiene. 

Concretamente, las aperturas de casas de apuestas a menos de 500 metros de los institutos públicos reducen en 0,25 puntos (en una escala del 1 al 10) el rendimiento de los jóvenes. Aparentemente, esa cifra puede parecer reducida, pero el número va aumentando si se consideran una serie de variables: la distancia con el colegio, el carácter público o concertado del mismo, el barrio en el que se encuentre y, a largo plazo, el tiempo que lleve abierta la casa de juego.

De este modo, mientras la apertura de estos establecimientos no tuvieron ningún efecto inmediato en el rendimiento de los colegios concertados; los alumnos y alumnas de los institutos públicos situados en barrios por debajo del nivel medio de ingresos disminuyeron su calificación media en 0,5 puntos; un descenso que llega a ser de 0,7 puntos tras los tres trimestres que dura un curso escolar. 

“El tener un acceso rápido y cómodo al lugar donde se pueda apostar, facilita muchísimo la posibilidad de hacerlo”

Estos datos vienen a corroborar las investigaciones publicadas anteriormente por otros organismos. El último informe de juventud de INJUVE ya advertía de los efectos de las aficiones al rendimiento formativo y a las decisiones académicas: “Afectan negativamente a los resultados académicos las aficiones de juego online (-4%) y las apuestas (-4%)“, detalla el documento

Paradójicamente, pese a esta situación (o precisamente como germen de ella), los barrios madrileños empobrecidos y con bajos niveles de formación son los que albergan un número de casas de apuestas superior a la media. Desde 2014, este tipo de establecimientos creció un 125%, razón por la que la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, suspendió temporalmente la concesión de nuevas licencias de apertura en 2019.

Además, en noviembre de 2019 los grupos de la Asamblea de Madrid pidieron extender a 500 metros la distancia mínima mediante una proposición no de ley, interrumpida por la pandemia y que debería aplicarse antes de mayo de 2022. De hacerse, el 40% de los locales actuarían al margen de la normativa. 

En el resto de comunidades autónomas, aunque la concentración por barrios de estos establecimientos es menor, la mayoría ha ido expandiendo en los últimos años la distancia mínima entre casas de apuestas y colegios; aunque no hay ninguna que la haya fijado en más de 500 metros. 

“La disponibilidad es un factor importantísimo, igual que lo es en el consumo de drogas. El tener un acceso fácil, rápido y cómodo al lugar donde se pueda apostar, obviamente facilita muchísimo la posibilidad de hacerlo”, explica a 20minutos Celia Prat, Jefa del Equipo de Formación y Eventos de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).

El juego ha dejado de ser visto como “una cosa de mayores”

El hecho de que se haya llegado incluso a regular esa distancia con los centros educativos se debe a la preocupación surgida tras demostrarse, precisamente, los efectos negativos que tiene en los adolescentes

Apuestas deportivas dentro de un salón de juegos en Tetuán.

Hay varios estudios que vienen indicando cómo la edad de inicio del juego se sitúa en la adolescencia y en la juventud en edades cada vez más tempranas. Además, según un informe de INJUVE, el 44,8% de las personas que conforman el colectivo de personas con patologías afirman haber comenzado a participar en juegos de azar antes de la mayoría de edad. “Aprenden una manera de socializar que puede acabar siendo un modelo para actividades futuras. La adicción y los problemas no son algo que surjan de forma repentina, es un proceso que va poco a poco”, recuerda Prat. 

El problema es que el juego ha dejado de ser visto como una “cosa de mayores“. La investigación alerta de que cada vez más jóvenes recurren al juego con apuestas, conducidos a los locales por dos “fuerzas” principales: la “teórica posibilidad” de ganar dinero fácil “en un contexto laboral difícil para una mayoría de ellos”; y por otra parte, la mayor accesibilidad propiciada por los juegos ‘online’. 

“Igual que con las drogas o con el alcohol, el comienzo siempre se da en grupo”

De hecho, según otro estudio de FAD, solo desde 2016 a 2018 el número de adolescentes de entre 14 y 18 años que han jugado dinero se disparó cuatro puntos en el mundo online, y casi diez entre quienes lo han hecho presencialmente.

“Hay que tener muy en cuenta que el juego ya se considera prácticamente como una actividad de ocio normalizado. Esa normalización, además, se ha integrado también dentro del modelo de ocio juvenil habitual. Lo ven como una actividad con la que divertirse o conseguir integrarse en un grupo”, afirma Prat.

Esto no quiere decir que no sean conscientes de los riesgos que puede conllevar este tipo de juegos, pero consideran que son plenamente capaces de limitarlos. “Igual que lo que sucede con las drogas o con el alcohol. El comienzo siempre es en grupo, porque da más seguridad de que no están exponiéndose a una posible adicción”, explica la experta de FAD.

Prat afirma que, si bien no siempre el hecho de participar en estas actividades deriva en una ludopatía, sí que puede generar otro tipo de problemas. “Lo estamos viendo en las familias. El tiempo que dedican a esa actividad, el hecho de que dejen de lado otras cosas que antes les gustaban, el gasto en dinero… todo esto genera problemas en las relaciones con la familia y, por supuesto, en el rendimiento escolar”.

¿La solución? “Prevención y educación de docentes, y más control externo, limitando la disponibilidad de las casas de apuestas, fomentando el control urbanístico, el de la publicidad y del acceso a menores, cuya prohibición de entrada no se termina de cumplir siempre”.

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