Niños con móvil, el adiós a los libros: ¿cómo podemos los padres fomentar el interés por la lectura?

fomentar el interés por la lectura

Sapos y Princesas, El Mundo, 31/05/2022

La proliferación de los dispositivos móviles, además de conllevar riesgos para la población infantil, resta tiempo a otras actividades provechosas como el juego no estructurado, el ejercicio físico o los ratos de aprendizaje que brindan los libros. Esta última opción, que implica claros beneficios en el desarrollo de un individuo, se está viendo claramente desplazada por las nuevas tecnologías. Para minimizar tal tendencia, resulta imprescindible que los adultos sepamos cómo fomentar el interés por la lectura desde los primeros meses de vida.

Riesgos del exceso de exposición a las pantallas

En primer lugar, antes de considerar que recurrir a nuestros dispositivos constituye una buena opción para mantener a nuestros hijos e hijas tranquilos, es importante que seamos conscientes de las amenazas que conlleva el abuso de las pantallas. Entre los principales peligros, tal y como alertan los expertos de la Asociación Española de Pediatría, se encuentran supuestos tan preocupantes como:

  • Los trastornos del sueño, que afectan a la capacidad de prestar atención y, como consecuencia, al rendimiento académico.
  • La obesidad y el sobrepeso, relacionadas directamente con el exceso de uso de las nuevas tecnologías. Cuando dichos periodos restan tiempo a alternativas como el juego al aire libre, el deporte y el ejercicio físico, los menores pueden caer en estilos de vida sedentarios.
  • El acceso a contenidos no adecuados para la etapa de desarrollo en cuestión, que se puede traducir en conductas conflictivas.
  • El ciberbullying, un fenómeno incluso más grave que otras clases de acoso por la posibilidad de llevarlo a cabo a cualquier hora y por el poco control al que están sometidas las redes sociales.
  • La adicción a las nuevas tecnologías, escenario que representa un diagnóstico clínico en sí mismo y que cada vez afecta a más niños y niñas.

Menores con móvil propio, una tendencia cada vez más extendida

El hecho de que hoy en día se disponga de un móvil propio cada vez más temprano no ayuda a reducir el impacto de las pantallas entre la población infantil. Según la guía elaborada por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, a los 10 años ya posee un dispositivo un 22 % de los menores de esta edad. A los 11 dicho porcentaje se duplica y a los 12 casi alcanza el 68 %. Un aumento paulatino que continua a los 13 (85,7 %), a los 14 (93,5 %) y a los 15, momento en el que se supera el 96 %.

Cuáles son los límites que no debemos permitir que sobrepasen

Antes de llegar a los 2 años, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud pasan por restringir por completo la exposición a las nuevas tecnologías. A partir de esa edad y hasta los 4 años, nunca ha de superarse el límite de 1 hora diaria. Y desde los 5 años no deben sobrepasarse las 2 horas por jornada. Hablamos, no obstante, de topes máximos. Lo ideal sería conseguir que ni siquiera se llegue a ellos.

Fomentar el interés por la lectura en vez de las pantallas
Antes de los 2 años se desaconseja por completo la exposición a las pantallas | Fuente: Canva

Durante las posteriores etapas, especialmente cuando nuestros hijos e hijas tengan un móvil en propiedad, no debemos olvidar la importancia de controlar el tiempo que lo utilizan. Para ello, podemos valernos de las siguientes pautas y ayudarles, con constancia y firmeza, a que las cumplan:

  • Educarlos en el uso racional del dispositivo, priorizando las obligaciones y diferenciando entre días de colegio y jornadas festivas.
  • Restringir su empleo en lugares o momentos inadecuados como en las comidas, en reuniones familiares o mientras se realizan otras actividades beneficiosas.
  • Evitar la exposición en los instantes previos a irse a la cama, pues la luz y el tipo de ondas que emiten los aparatos interfieren en la relajación, independientemente de los contenidos que se estén visualizando.
  • Erigirnos como un ejemplo válido que puedan imitar. Esto podemos hacerlo, por un lado, mostrando cómo se deben usar responsablemente los dispositivos. Por otro, evitando despistarnos con los mismos cuando compartamos experiencias con nuestros hijos e hijas.

La lectura, una sana costumbre para contrarrestar el abuso de pantallas

Pero, además, haríamos bien en fomentar el interés por la lectura y hacer que esta recupere el terreno que ha perdido por culpa de las nuevas tecnologías. No en vano, adquirir este provechoso hábito desde las primeras fases de la infancia estimula cognitiva y emocionalmente a los individuos, lo que contribuye al correcto desarrollo del cerebro.

Un influjo que se termina reflejando en el rendimiento académico, íntimamente relacionado con las suficiencias o deficiencias lingüísticas de los primeros años de vida. Por otra parte, se crea un marco idóneo para que se aprendan a expresar las emociones. A través de los libros, los menores comienzan a construir una imagen de sí mismos, lo que se traduce en un afianzamiento de la autoestima que favorece su capacidad de socialización.

Cómo leer en familia desde las primeras etapas

Como nos recuerdan desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, la responsabilidad de conseguir una buena adquisición del hábito lector no debe recaer solo en la escuela, sino también en la familia y en la comunidad.

El cerebro humano, añaden, se encuentra en continuo aprendizaje desde que nacemos. Algunos de sus mecanismos tienen lugar de forma automática, sencilla, al tener nuestra masa gris una facultad específica para ponerlos en marcha. Para otros, en cambio, se requiere una adaptación de los circuitos primitivos a nuevas funciones. Eso es precisamente lo que ocurre con la lectura. Porque, si bien se trata de un proceso cognitivo complejo, resulta asequible para la mayoría de niños y niñas si las condiciones en que se plantea son las adecuadas.

El cerebro infantil, sobre todo durante sus primeros 1.000 días de vida, posee una gran plasticidad.  Por eso, los estímulos a los que se expone pueden repercutir favorablemente en su correcto desarrollo. Esta es una de las razones por las que la Asociación Americana de Pediatría anima su estimulación. Y lo hace a través de la regla de las cinco erres, que se compone de los siguientes pasos:

  1. Reading together: leer en familia todos los días.
  2. Rhyme: utilizar rimas, jugar y acurrucarse juntos a menudo.
  3. Rutines: llevar a cabo rutinas y horarios regulares para las comidas, juegos y para dormir. Un comportamiento reiterado ayuda a los niños a sentirse seguros, a saber qué quieren y qué se espera de ellos.
  4. Rewards: mostrar elogios como recompensa por los éxitos cotidianos. Los efuerzos positivos favorecen el correcto aprendizaje.
  5. Promover nurturing relationships. Dicho en nuestro idioma, establecer relaciones enriquecedoras con los menores, que son la base de su desarrollo saludable.
fomentar el interés por la lectura desde que son bebés
Los libros cobran importancia para el desarrollo cognitivo desde edades muy tempranas | Fuente: Canva

Cómo fomentar el interés por la lectura desde que nacen los niños

Para fomentar el interés por la lectura no debemos, por tanto, aguardar hasta que nuestros hijos e hijas sean ya mayores. Sin ir más lejos, los pediatras recuerdan a los padres, desde las primeras visitas al programa de salud infantil, la importancia de que canten y reciten rimas delante de ellos. Algo que, acompañado de las muestras de afecto, les ayuda a establecer el prelenguaje. Más adelante, desde la AEPAP, aconsejan adaptar nuestros actos en función de la etapa en la que se encuentren.

Desde los 6 a los 12 meses

Hacia los 6 meses, les podemos enseñar fotos y dibujos y permitirles que manipulen libros en formatos adaptados a su edad. Es posible encontrarlos de diferentes materiales y texturas como cartón o tela. Incluso hay ejemplares resistentes al agua u otros que emiten sonidos. Resulta beneficioso que los toquen, incluso si se los llevan a la boca y no conlleva ningún peligro. Es una buena forma de que se vayan acostumbrando a ellos. Al ser ya capaces de sentarse en nuestro regazo, podemos aprovechar para ayudarles a pasar las páginas, interpretar las ilustraciones e incentivar sus primeras vocalizaciones.

Entre los 12 y los 18 meses

A estas alturas, iremos apreciando avances significativos materializados de diversas maneras. En una mayor autosuficiencia en el manejo, en la interacción con las imágenes, en la identificación de estas con sonidos e incluso en una mayor complicidad con los adultos que los acompañan. Las escenas relacionadas con la vida cotidiana, que representen a otros bebés o diversos acontecimientos familiares como dormir, comer o jugar, contribuirán a que se habitúen a su entorno.

Desde los 18 a los 24 meses

Cuando sobrepasan el año y medio, nuestros hijos e hijas son capaces de emplear un mayor repertorio de vocablos para describir aquello que están presenciando. Por ejemplo, comienzan a completar por sí mismos historias que les resultan familiares con palabras que han ido aprendiendo. Incluso pueden llegar a recitar pasajes completos de cuentos que han interiorizado. Y hasta a contárselos a sus muñecos y peluches, haciendo gala de un notorio aumento en su capacidad de atención.

Por qué es beneficioso adoptar este hábito cuando todavía son bebés

Como acabamos de ver, nunca es demasiado pronto para fomentar el interés por la lectura. Desde los primeros días, según explican fuentes de la AEPAP, se establece una comunicación paternofilial que se ve fortalecida por las expresiones cariñosas, cercanas y que aporten seguridad a los bebés. Algo fácilmente observable en sus reacciones positivas hacia las canciones, los susurros y las nuevas palabras, que les gustan y les relajan.

Si aprovechamos tal circunstancia para incentivar su atracción hacia los libros, estaremos ayudándoles de distintas maneras:

  • Estimulando la actividad de las áreas cerebrales que tienen que ver con la comprensión narrativa y la creación de imágenes mentales. Esta acción repercute en la interiorización de la lengua oral y escrita.
  • Impulsando el desarrollo cognitivo. Al poder escuchar, pensar, sentir, preguntar, responder, asociar, entre otras acciones provechosas.
  • Impactando significativamente en el desarrollo del lenguaje. Su capacidad lingüística aumenta al enfrentarse a nuevas palabras y a expresiones más complejas que las que suele oír a diario.
  • Facilitando su relación con el lenguaje de los libros. Este conlleva una complejidad mayor que el hablado, por lo que amplían sus destrezas en este ámbito.
  • Permitiendo que se sumerjan en el mundo de las emociones. No hay duda de que se establecen momentos de intimidad entre quienes comparten la experiencia. Dicho panorama crea y refuerza los vínculos afectivos y ayuda a expresar y compartir los sentimientos.
Fomentar el interés por la lectura desde bebés
Debemos ser constantes si queremos fomentar el interés por la lectura con eficacia | Fuente: Canva

La constancia durante los años posteriores, clave para el desarrollo de los niños

Para que se materialicen estas ventajas, es necesaria una continuidad en el tiempo y comenzar en etapas muy tempranas. Una vez mantenido el hábito de lectura en voz alta en los años posteriores, los efectos favorables se potenciarán más todavía:

  • Se estrecharán los vínculos familiares, basados en el placer de acompañar a los niños y niñas mientras culminan sus propios descubrimientos.
  • Se acelerará la evolución del aprendizaje de los niños, gracias al aumento de la concentración y de las habilidades para resolver problemas aplicando la lógica.
  • Verán reforzada su inteligencia emocional, al practicar en diálogos sobre los valores, ideas o inquietudes relacionados con el tema del argumento en particular.
  • Crecerá la autoestima de los menores, que les otorga un estímulo para seguir acumulando conocimientos y para sentirse más seguros en la persecución de sus objetivos. Si nos acostumbramos a felicitarlos por sus avances en la comprensión lectora, es muy probable que siga incrementándose su motivación por seguir leyendo.
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