Qué es el miedo, para qué nos sirve y cómo podemos ayudar a los niños a regularlo

Qué es el miedo y cómo ayudar a los niños a regularlo

Cristina Gutiérrez, Sapos y Princesas, El Mundo, 13/02/2023

Esta emoción primaria común a todos los humanos parece habernos invadido de manera especialmente intensa estos últimos años. La pandemia y este mundo adverso que nos rodea han tenido un efecto directo en ello, pero conociéndolo mejor podríamos contrarrestar sus efectos negativos, sobre todo en casa. Y como la información es poder, el primer paso es aclarar qué es el miedo y para qué nos sirve. A partir de ahí, buscaremos herramientas para ayudar a los niños a manejarlo de la mejor manera posible.

¿Qué es el miedo y para qué nos sirve?

En realidad, es la emoción más potente que experimentamos las personas, por ello es una de las más difíciles de regular, porque tiene más poder que el cerebro racional. Ese es el motivo por el cual a nuestra razón le cuesta evitar que sintamos pavor ante una película de terror.

Básicamente, es falta de información, o porque no la tengo, o porque solo tengo una parte. Lucía, una niña de 4 años, dijo en una sesión: “Me dan miedo los caballos porque mi mamá me ha dicho que son peligrosos”. Y sí, es cierto, los caballos pueden ser peligrosos, pero también son nobles y cariñosos. Después de ir a ver al caballo con Lucía para que obtuviera esa otra parte de la información, la niña dijo: “Oh, qué suave y tranquilo es”.

Su función es que sobrevivamos como especie, y lo consigue con un recurso muy potente, el de apartarnos de peligro, del real, pero del imaginario también. Es en este último donde surgen la mayoría de los problemas. Aunque el 85 % de los miedos que sentimos no sucederán nunca (Robert L. Leahy , 2005), los vivimos como reales, pues a esta emoción le cuesta distinguir lo real de lo imaginario.

¿Cuándo aparece y cómo evitarlo?

En cualquiera de sus dimensiones (intranquilidad, preocupación, susto, desasosiego, temor, fobia, pánico) aparece ante la incerteza, que es la falta de información cierta. Es cuando nos dice “¡cuidado, atenta, a ver qué va a pasar!”, haciéndonos imaginar el peor escenario para estar preparadas para afrontarlo.

Lo cierto es que no lo podemos evitar, solo regular. Es importante que no tengamos miedo al miedo, porque será entonces cuando lo negaremos y él cogerá fácilmente el mando.

¿Qué nos provoca a nosotros y a una familia o comunidad?

Esta emoción nos paraliza, a veces, por completo. Es invasiva, es decir, si a un niño le asustan los perros y no le ayudamos a afrontar esta circunstancia, al final le pasará lo mismo con todos los animales, pues el temor se irá haciendo grande dentro de él.

También es contagioso; de hecho, ¿cuántos de tus miedos son de tu madre o de tu padre? Además, nos convierte en desconfiados y susceptibles (al hacer la peor interpretación posible). Y todo ello, lógicamente, nos bajará la autoestima.

Y si a nosotros nos provoca todo esto, imagínate que varios miembros de una familia, o de una comunidad entera, lo sienta sin control ni regulación. Un escenario muy real hoy en día, una época en la que nos sobra un montón de parálisis, desconfianza y susceptibilidad.

“Me llevo sacarme el miedo del cuerpo, si no viviré con él dentro del corazón” Aina 7 años

Aina hizo la actividad del ‘Rocódromo de la Valentía y Liderazgo con el Caballo’ con sus compañeros de clase. Al principio no quería, pero viendo a sus amigas hacerlo (obtuvo la información) se atrevió. Su reflexión fue “me llevo sacarme el miedo del cuerpo, si no viviré con él dentro del corazón”. Una maravilla, con solo 7 años, estaba explicando algo que el mundo entero debería escuchar.

Qué es el miedo. Herramientas para regularlo: información
Si les asustan los perros, animarlos a acariciar a un cachorro puede ayudarles | Fuente: Canva

Recursos para regularlo

1. Darnos cuenta cuando lo sentimos

Preguntar a nuestros hijos e hijas (y a nosotros mismos) “¿quién está tomando esta decisión, tu miedo o tú?” es un recurso genial para entrenar la consciencia emocional.

2. Concretarlo para hacerlo más pequeño

Podemos preguntarle: “¿Concretamente, ¿qué te da miedo de los perros? (o de dormir fuera de casa, de suspender un examen o de cualquier otra cosa.)” Si contesta “que me muerda”, puedes decirle “¡Ah!, entonces no te dan miedo los perros, solo que te muerdan”, haciendo, de este modo, su temor más pequeño.

3. Entrenar la valentía

¿Cómo? Que afronte sus recelos poco a poco y brindándole los conocimientos que le faltan: viendo cuentos y películas de perros, tocando cachorros o haciendo una actividad con perros. Y dile “¿sabes?, tu valentía es más grande que tus miedos”, y aumentará su confianza. Recuerda que, si cruzas la calle para que no vea un perro, le quitas la información y ¡el temor acampará a sus anchas en su corazón!

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