¿Sabes qué pasa en tu cerebro cuando oyes llorar a tu bebé?

¿Sabes qué pasa en tu cerebro cuando oyes llorar a tu bebé?

Sapos y Princesas, El Mundo, 30/09/2020

¿Te has preguntado alguna vez cómo te sientes cuando escuchas el llanto de un bebé?, incluso podemos ir más allá: ¿sabes qué pasa en tu cerebro y en el de otros adultos cuando un niño llora? Resulta que los humanos tenemos una serie de respuestas físicas para esta situación, y van desde un aumento en la frecuencia cardíaca hasta la pérdida de la concentración por un período prolongado.

Jessica Grose, madre y periodista, cuenta en The New York Times que un día, mientras trabajaba desde casa, escuchó a su hija de 4 años llorar porque no podía tolerar el sonido de la lavadora. Para respetar su dinámica laboral, tanto el padre como los abuelos de la niña la calmaron, pero Jessica empezó a sentir que su corazón se aceleraba, su presión arterial se disparaba, y que su cerebro le enviaba un único mensaje: “debes ir a consolar a tu hija”. Resistió el impulso, pero tardó al menos media hora en concentrarse de nuevo, esto le hizo preguntarse si era la única que lo vivía o todos los padres pasan por lo mismo.

¿Qué nos pasa internamente cuando escuchamos que un niño llora?

Escuchar el llanto de bebés y niños pequeños (no los berrinches de la edad preescolar) desencadena una serie de reacciones en los adultos entre las que se incluye, aumento de la frecuencia cardíaca, alteraciones en la presión arterial, sensación de estar aturdido y un cambio en las respuestas galvánicas de la piel, entre otros.

“El cerebro comienza a responder al llanto casi al instante. Es muy rápido, más que 100 milisegundos”, explica Christine Parsons, psicóloga y profesora de la Universidad Aarhus, en Dinamarca. No es una respuesta de la mente consciente, es una respuesta inmediata que desencadena una cascada de otras respuestas neurológicas que siempre pueden variar de acuerdo a la persona. Los llantos de los bebés, además, han evolucionado y son cada vez más molestos para captar la atención de los padres antes que otras cosas del entorno.

Pero esto no es algo exclusivo de los padres, señala la Dra. Parsons, la mayoría de los adultos experimenta este cortocircuito cuando un niño llora, a diferencia de algunos animales. “Los roedores, por ejemplo, tienen que tener crías para preocuparse por los recién nacidos, los humanos no tienen esa respuesta tan selectiva”, afirma.

Niño llora
Fuente: Unsplash

¿Qué podemos hacer cuando un niño llora?

Actualmente muchos padres trabajan desde casa, y es posible que esta nueva dinámica se instale en la mayoría de los sectores, entonces ¿podemos hacer algo para manejar nuestra reacción cuando un niño llora?, ¿existe alguna manera de desconectar de estas crisis y, por ejemplo, continuar con nuestra jornada laboral?

Ese desajuste que sentimos en el cuerpo cuando un niño llora, sea nuestro hijo o no, es parte del éxito reproductivo de cada persona según el profesor James Riling, Director del Departamento de Antropología de la Universidad de Emory en Estados Unidos, pero también agrega que activar el sistema de empatía emocional en exceso, y todo el tiempo, puede causar “sobreexcitación empática”, que es cuando el padre asume la angustia de sus hijos al punto de estresarse e interferir con su capacidad natural de brindar atención adecuada y compasiva cuando es realmente necesario.

Equilibrio y límites

Hablar con tu hijo sobre cómo se siente es el primer consejo para evitar la sobreexcitación empática, así como buscar o construir un equilibrio con el que puedas ser padre y al mismo tiempo atender con éxito otras áreas de tu vida, asegura la psiquiatra Crystal Clark.

“Tú mejor que nadie conoces a tu hijo, si su malestar es extremo toma cinco minutos de tu jornada para hablarle y abrazarlo, no necesitas más”, puntualiza Clark

Otra práctica recomendada por la especialista es aprender a poner límites. No todas las lágrimas que se derraman necesitan la atención de los adultos, además los niños necesitan aprender a calmarse por sí solos. Lo ideal es hablar con el niño y explicarle que sus padres están trabajando aunque estén en casa, y establecer algún código visual que les indique que en ese momento mamá y papá no pueden ser interrumpidos, a menos de que sea una emergencia. Un cartel, una bandera o una luz específica puede ser un buen comienzo.

Dentro de este mismo punto, también es recomendable establecer límites con las empresas. Es cierto que no están obligadas a comprender las circunstancias familiares de todas las personas, pero intentar que entiendan que necesitamos un poco de flexibilidad cuando no contamos con cuidadores es un buen comienzo.

La psiquiatra Crystal Clark también nos invita a tomar un descanso cuando las cosas se salgan de control. “Cuando comiences a sentir los cambios que se producen en tu cuerpo cuando un niño llora, y ya tengas controlada la situación, cierra los ojos, respira profundamente durante unos minutos y escúchate, pregúntate qué necesitas. Si es caminar, sal; si es llamar a un amigo, hazlo. Es parte de mantener una buena salud mental, el desconectar después de estos episodios”.

Observa tu reacción cuando un niño llora cerca de ti y aplica estos consejos. Si crees que necesitas ayuda de un especialista, no dudes en contactarlo.

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