Trastorno dismórfico corporal, la obsesión por el aspecto que impide llevar una vida normal

trastorno dismórfico corporal

Sapos y Princesas, El Mundo, 5/1/2022

Como describe el Child Mind Institute, el trastorno dismórfico corporal es una alteración de salud mental en la que los niños sienten una preocupación extrema por su aspecto físicoQuienes lo sufren se obsesionan ante un diminuto defecto de su apariencia que, en ocasiones, ni siquiera llega a existir. Las repercusiones sobre su vida normal pueden llegar a ser graves, por lo que es imprescindible saber identificar este desorden y tratarlo cuanto antes.

Cuáles son los síntomas más frecuentes

Dicha fealdad imaginada y los complejos desmedidos que provoca impiden a algunos menores afrontar con normalidad situaciones comunes como ir al colegio o socializar. En ocasiones, intentan ocultar las partes del cuerpo en cuestión con ropa o maquillaje e incluso puede que sugieran la posibilidad de operarse para corregir el supuesto problema. Una alternativa que no aportaría ningún beneficio, y es que, aunque consigan cambiar su apariencia, los afectados no experimentan ninguna mejoría psicológica.

Para tener una visión más completa de los síntomas derivados del trastorno dismórfico corporal, recurrimos a la Clínica Mayo que, en una de sus publicaciones, enumera los siguientes:

1. Preocupación excesiva por un defecto

Estar extremadamente preocupado por un defecto percibido en la propia apariencia que los demás no pueden ver o que parece insignificante o muy poco importante.

2. Sentirse feo o mal hecho

Existen fuertes creencias de que ese rasgo físico que los martiriza los convierte en personas desagradables, feas o deformes.

3. Creer que esa característica es evidente para los demás

Pensamiento de que otros perciben especialmente el defecto de manera negativa, les causa rechazo y se burlan de ellos.

4. Impulso obsesivo por ocultar sus fallos

Tener comportamientos dirigidos a arreglar u ocultar la imperfección imaginaria que son difíciles de resistir o controlar, como puede ser mirarse con suma frecuencia al espejo, arreglarse demasiado o rascarse la piel exageradamente.

5. Utilizar diversos medios para esconder lo que les avergüenza

Intentar ocultar a toda costa los defectos percibidos con el estilo, el maquillaje o la ropa.

6. Establecer continuos paralelismos

Comparar de modo constante su apariencia con la de otras personas, sintiendo siempre que es mucho peor la suya que la de los otros.

7. Búsqueda de aprobación

Necesidad frecuente de contar con la aprobación de los demás para contrarrestar sus complejos.

8. Manifestar en exceso tendencias perfeccionistas

Suelen mostrarse muy exigentes y críticos consigo mismos en determinados ámbitos de su vida.

9. Recurrir a remedios que no cumplen su objetivo

Buscar procedimientos cosméticos cuyos resultados nunca llegan a resultarles satisfactorios.

10. Rehuir las relaciones sociales

Evitar situaciones que requieran de una interacción social, para no sentirse expuestos a la crítica.

Aislamiento, señal de trastorno dismórfico corporal
El aislamiento social, un síntoma del trastorno dismórfico corporal | Fuente: Canva

Qué partes del cuerpo suelen obsesionar más a los afectados

La preocupación por la imagen, cuando lleva a comportamientos excesivos y repetitivos, puede ser difícil de controlar y genera gran angustia. Un estado mental que, como anticipábamos, puede desembocar en problemas en la vida personal, así como en el contexto laboral, el escolar y casi en cualquier otro. Esa obsesión puede estar enfocada en una o más partes del cuerpo e incluso variar con el tiempo.

Para los expertos de la Clínica Mayo, las características más comunes con las quienes sufren un trastorno dismórfico corporal tienden a agobiarse incluyen:

  • El rostro, especialmente la nariz, el cutis, las arrugas, el acné y otras imperfecciones.
  • El cabello, en concreto su calidad o su forma, y la calvicie.
  • La apariencia de la piel y las venas.
  • El volumen corporal y el tono muscular.
  • El tamaño de las mamas.
  • Los genitales.

Dicho lo anterior, es conveniente precisar que existen diferentes grados de este desorden. Hay quienes reconocen que sus pensamientos pueden ser excesivos o inciertos, mientras que otros creen que podrían ser probables. Por último, el escenario más grave es el que representan los afectados absolutamente convencidos de su creencia, que son los que sufren mayores niveles de angustia y perturbación.

Cuáles son los factores de riesgo que fomentan su aparición

El trastorno dismórfico corporal comienza normalmente durante los primeros años de la adolescencia y se produce indistintamente tanto en hombres como en mujeres. Hay ciertos factores que parecen aumentar el riesgo de que se desencadene, entre los que destacan:

  1. Tener parientes consanguíneos con el mismo problema o con algún trastorno obsesivo-compulsivo.
  2. Haber vivido experiencias negativas, como burlas en la infancia, abusos o una crianza negligente.
  3. Disponer de rasgos de personalidad como el perfeccionismo.
  4. Estar sometido a una excesiva presión social o a expectativas desmedidas de belleza.
  5. Padecer otra afección de salud mental como ansiedad o depresión.
Otros trastornos mentales, factores de riesgo
La depresión es un factor de riesgo para el trastorno dismórfico corporal | Fuente: Pexels

¿Cómo se trata el trastorno dismórfico corporal?

El tratamiento, como especifican fuentes del Child Mind Institute, suele consistir en una combinación de terapia cognitivo-conductual y de medicación antidepresiva. La primera iniciativa es especialmente importante, puesto que ayuda a los niños a aprender a cambiar sus pensamientos negativos y los malos sentimientos sobre sí mismos. En los casos más graves, cuando un menor corre el riesgo de hacerse daño a sí mismo, puede ser necesario recurrir a la hospitalización durante un tiempo.

Detección temprana, la mejor manera de evitar complicaciones

Aunque no se conoce la forma exacta de prevenir el trastorno dismórfico corporal, sí es esencial detectarlo lo antes posible. Así, razonan desde la Clínica Mayo, se puede iniciar un tratamiento temprano capaz de evitar alguna de las complicaciones más habituales a la larga, entre las que se encuentran:

  • El empeoramiento de la depresión o la aparición de otros desórdenes del estado de ánimo.
  • Las conductas suicidas.
  • Los trastornos de ansiedad, incluida la fobia social, u otros como los alimentarios o el TOC.
  • El abuso de sustancias peligrosas.
  • Problemas de salud por autolesiones.
  • Daños físicos o desfiguración tras someterse a intervenciones quirúrgicas repetidamente.
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