Más allá de un contagio: estas son las dificultades que enfrentan los niños en el aula en tiempos de pandemia

Los expertos inciden en que no se está teniendo en cuenta el coste que puede tener esta crisis para los menores a nivel psicológico o emocional. Muchos padres viven la nueva rutina escolar con incertidumbre

Una profesora prepara un aula para los alumnos que se reincorporan clase tras el confinamiento, el jueves en Haifa.

Carolina Pinedo, D M&P, El País, 6/11/2020

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La vuelta al cole tras el confinamiento por la pandemia y la nueva normativa preventiva para evitar contagios en los centros escolares ha creado una situación atípica en las aulas, que ha derivado en que algunos niños y jóvenes acudan a la consulta con “pesadillas y miedo a salir a la calle o a tocar las cosas sin haberse lavado antes las manos. Se han vuelto más fóbicos y se ven casos de enuresis o hacerse pis en la cama de noche, cuando ya lo tenían superado. Aunque cada niño es distinto y gestiona la situación de forma diferente, les afecta el hecho de que en el colegio, uno de los lugares donde más se socializa, tengan que mantener las distancias y no puedan jugar con libertad y dar rienda suelta a poder explorar, tocar o experimentar, cuestiones que para los adultos no son tan necesarias, pero sí para los niños. En general, se trata de normas que entienden con la cabeza, pero que les cuesta gestionar en su día a día”, comenta María José Lladó, psicopedagoga del centro de atención psicológica, Acimut Bienestar.

El regreso al cole este año escolar está resultando complicado tanto para los profesores como para los alumnos. La forma de facilitar la adaptación a la situación sería “evitar poner todo el énfasis en las medidas de protección externa, hablar muchas horas al día sobre el virus y dar también énfasis al hecho de que tenemos un sistema inmunitario que cumple de manera natural muy bien su labor de defender nuestro cuerpo frente a agentes externos nocivos. Conviene transmitir a los niños que la situación que se ha creado con la pandemia es algo pasajero y que recuperaremos nuestra anterior vida”, añade Lladó.about:blankPUBLICIDAD

Respetar la individualidad y necesidades específicas de los niños en las aulas

Cada niño tiene sus propias particularidades. A la hora de que los alumnos se adapten en los colegios con la nueva normativa que implica el uso de mascarillas y el mantenimiento de la distancia de seguridad entre personas, conviene tener en cuenta sus necesidades para garantizar el aprendizaje y el bienestar de niños y jóvenes en el ámbito escolar. “Conviene hacer ahora más hincapié que nunca, con las nuevas normas en las aulas por la pandemia, sobre cómo transmitir los conocimientos de forma eficaz, contemplando aspectos como que los niños más activos, que necesitan más el movimiento como canal de aprendizaje, precisan que se les ofrezcan recursos específicos, como dejarles un espacio al fondo de la clase para que se muevan, porque así descargan su energía para poder aprender mejor. Otros niños son más visuales o auditivos y conviene tener en cuenta todas estas peculiaridades, de forma que a un niño que aprende mejor a través del oído, no conviene ponerle al lado de la puerta, donde hay más ruido que le distrae”, explica la psicopedagoga María José Lladó.

La nueva realidad que la pandemia ha creado en los colegios dificulta la socialización, el aprendizaje y el respeto de las peculiaridades de cada alumno. “Hay que tener sentido común y plantearnos si no estamos sobredimensionando las cosas. El índice de contagios en niños y adolescentes es bajo. ¿Hay que tomar precauciones? Claro. Pero, tal vez, nos estamos preocupando en exceso por su salud física y no pensamos en el coste que para ellos pueda tener todo esto a nivel psicológico, emocional o social. Ya hay niños que se marean, vomitan, tienen somnolencia y también ha habido algún desmayo”, explica Carmen Cabestany, profesora de secundaria y presidenta de la Asociación No Al Acoso Escolar (NACE).

Los profesores están en primera línea para gestionar el día a día de los niños en el colegio con las medidas preventivas por la pandemia. “Las dificultades de los profesores son muchas e importantes. Se nos ha trasladado la responsabilidad de vigilar que no se toquen; que no se abracen; que guarden distancia; que se pongan gel; que lleven la mascarilla y que limpien las mesas. Lo hacemos con la mejor disposición, pero esto viene a complicar, y mucho, la labor docente. Por otra parte, nosotros mismos damos clases con mascarilla, lo cual dificulta mucho la comunicación, porque la voz no llega igual. Lo mismo sucede con los alumnos, a los que es, realmente, difícil entender. Lo recomendable en estas circunstancias es que apliquemos el sentido común y ayudemos a los niños a llevar esta situación lo mejor posible. Precauciones sí, pero sin alarmismos”, concluye la profesora Carmen Cabestany.

Carta de una madre con hijos escolarizados durante la pandemia

El día a día de los progenitores con hijos que asisten al colegio con la normativa de prevención que impone la pandemia ha creado un panorama de incertidumbre, que se refleja en testimonios, como el de RDS, madre de dos niños de siete y cinco años.

Nosotros vivimos en una zona rural del Noreste de España, donde no se está viviendo la situación como en las grandes ciudades. En casa, hemos tenido la suerte de disfrutar de un territorio abierto donde poder movernos libremente, lo que nos ha permitido vivir son paranoias ni estrés. La situación se ha complicado con la vuelta al sistema escolar. Sinceramente, no siento ser nadie para decir lo que está bien o mal hecho. Creo que las medidas que se toman son por el bien común.

Nos ha chocado, tanto a mis hijos como a mí, el nivel de restricción mental y física. No entendemos cómo, una vez más, los pequeños son los grandes olvidados, cómo se les somete a tan grandes normas de seguridad y no se aplican medidas para que puedan estar relajados y respirando sanamente. No entendemos cómo los niños menores de seis años, que no tienen obligación de llevar mascarilla, deben hacerlo en el colegio durante cinco horas seguidas. Los estamos privando de desarrollar su necesidad natural de movimiento; de poder cantar; de poder hablar.

No entendemos cómo se puede tener 20 alumnos en una clase sin permitirles darse la vuelta para hablar con el compañero, sin poder jugar en el recreo o hacer educación física libremente. Hay maestros con mucho miedo al contacto, así como padres y profesores que no se atreven a buscar alternativas. A mi parecer, los colegios deberían de buscar y aplicar muchas más opciones que resulten saludables y sean flexibles para gestionar la situación.

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